sábado, 18 de octubre de 2008

DESDE LEJOS


Cientos de brazos en la sombra única en la que se ha convertido este instante, enrojecido el atardecer es la señal, la decisión de abandonar ese puerto quieto de muerte y delirio.
Blanco, muy blanco el golpe de los remos en secuencia de inventar recién al tiempo y a un dios de agua que aparece y desaparece sobre la cresta de las olas.
Blanca la luz de la luna, que cae vertical e implacable sobre la espalda de esos hombres en mutación, de bestias a marinos y luego a poetas…siempre sobre la nave empujada por el soplo invisible y efímero del viento.

1 comentario:

Sabina.V. Skuza dijo...

hola,lindas imagenes y
muy bellos los relatos.
saludos sabina.