martes, 30 de octubre de 2007

SEÑALES


La calma de esta siesta de fiebre anticipa en silencio el hallazgo... y susurra al oído de la “tierra sola” con un dulce viento norte, frágil y de locura, la clave...
solo resta esperar por la resurrección de nuestros dioses, que es tarea sublime de la noche de América.

El cacique con su mano rojo de barro sospecha en silencio...

Entonces humedece los pies de su niño en la boca misma del gigante del río... que rojo corre hacia el sur aguantando el llanto... para lavar tanta sangre derramada en vano.

Y yo, me enjuagó la furia de cinco siglos en este Paraná enloquecido de viento norte.



NIÑO ÁRBOL



El que guarda en silencio el secreto entre el viajero adelantado, y el fuego ancestral, que aviva su luz en cada encuentro recibiendo la brisa de los dos océanos.



En la lectura original, el hombre amanece sobre el maizal, con la cara hacia arriba y recibe la enseñanza, la de cada renacer, la del nuevo ser, el de cada mañana.



Con la cara en el cielo, escupe en sangre la pólvora y espanta con un grito a los caballos de la locura, y en la tierra del secreto... con los ojos cerrados entierra en el surco de América un crucifijo dorado.



domingo, 28 de octubre de 2007

LA APUESTA


“Los pájaros en bandadas van a dormirse hacia los árboles del norte, sagrados, de la noche”.

El Paraná baraja las cartas de los elementos y abre una partida sobre los bordes rojizos del paño de la tarde, que resiste al puñal inminente de la noche que no fallará en su dulce costumbre.
Con una carta de viento del oeste enfría a la tierra… con dos más coloca estrellas prematuras sobre sombras recientes, éstas iluminarán la secuencia de las que vendrán.

Otra carta, que hace girar a la luna de creciente y la pone en posición de AGUA…
En esta espera…paciente redobla las apuestas.

viernes, 19 de octubre de 2007

EL OTRO BESO


He recorrido la faz de la tierra pero tu beso me sigue ausente
Errante en la boca me reclama, bajo el sol de esta siesta en llamas, sobre las huellas de húmedas palabras.
Y con esos fantasmas hechos de arena y tiempo.



Que con esos fantasmas me llamas para saciar tu boca en celo del beso vegetal del inicio, y que huyes luego al atardecer tocando el borde de mi tiempo en lluvia que luego parte rojo hacia el comienzo de la noche.


Es cierto que hay una sombra de un hombre en espera, que dice el tiempo que posee mi nombre.
Como también un Fantasma con forma de mujer, que anda gritando tu nombre para encontrarte, y acortar este camino que ambos por capricho hicimos lo imposible, solo por no soportarlo.